Latte llegó a nuestra vida por iniciativa de Nidia, a quien conquistó con su mirada, buscándola y saltitos cada vez que se veían y esta es la historia de cómo una perrita rescatada vino a acoplarse tan rápido y tan bien en nuestra familia.

Latte, de las calles a nuestro hogar
La vida transcurría así en la normalidad con MokaLaPastora y su comportamiento de cachorra de año y medio. Pero un día, Nidia empezó a contarme sobre una perrita callejera que buscaba refugio para dormir en el parqueo, cerca de su trabajo.

Así empecé a escuchar de ella. Cada vez era más frecuente la mención y las llevadas de concentrado para la perrita, hasta que un día se decidió y me preguntó si estaba dispuesto a recibirla. Esto porque ya habíamos platicado que no era el momento para un segundo perro.

El día del rescate de las calles de Villa Nueva
Ese día por la mañana la fuimos a buscar al parqueo, con nerviosismo llegamos para darnos con la sorpresa que no estaba donde esperábamos que estuviera. Había salido a buscar comida a donde su olfato llevara.

Caminamos hacia el parque central de Villa Nueva, avenidas y calles aledañas, pero no aparecía. Nos sentimos preocupados y desanimados, en mi caso iba pensando «y si llegamos tarde y le pasó algo».

Con un poco de frustración y tristeza dijimos que era mejor regresar al lugar donde se mantenía. Cuando llegamos de nuevo al parqueo, ya estaba allí. Y en ese momento presencié los brincos que daba la perrita cuando veía a Nidia y esa conexión que tenían. De ahí, directo a la veterinaria a comenzar su vacunación, respectiva revisión y grooming.
¿Por qué Latte como nombre?
Moka y Latte, la combinación perfecta.

El primer encuentro con Moka
Moka es reactiva en algunos aspectos, más cuando se trata de otros perritos a su alrededor. Esa era nuestra mayor preocupación al momento de reunirlas y que ambas se aceptaran por la buenas, porque iban a vivir juntas por el resto de sus vidas.

Para que fuera neutral, en esa tarde-noche Moka y yo esperamos en la gramita de la colonia por la llegada de Nidia y Latte. Afortunadamente, Moka no le ladró ni gruñó, pero sí sentía una gran curiosidad por acercársele a olfatearla. Y ni mencionar de ver a su humana con otra…

Después de que se olfatearan nos dirigimos a la casa. Era la segunda prueba de fuego porque ya se trataba de que alguien iba a sentir invadido su territorio. La interacción fue en el patio, tensa por momentos porque de plano, la mayor en edad y tamaño empezaba a mostrarse dominante (aquí, sin entrar en dilemas de teorías de alfas).

Con el paso de los días lograron entenderse y ahora son inseparables. Juegan y corretean cuando quieren. Entre nos, Moka a su año y medio ya había superado algunos comportamientos, pero Latte con, aproximadamente, 9 meses vino a regresarle lo traviesa en algunos aspectos.
Y ahora a vivir muchas aventuras, ella aprenderá mucho con nosotros y estoy muy seguro que nosotros aprenderemos más de ella.
Si quieres conocer un poquito más de MokaLaPastora y Latte, y si tienes Telegram, dale una miradita al canal.
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