La Ruta del Pez 2.0 de Ciclistas del Sur Guatemala

Para despedir agosto, Ciclistas del Sur Guatemala salió a una travesía con una distancia de 35 kilómetros, aproximadamente, de nivel intermedio-atrevidos. A este recorrido se le llama La Ruta del Pez 2.0, una retadora salida para probar resistencia en cuestas de tierra y en descensos técnicos, llamados así porque hay mucho material suelto como piedras grandes y tierra, más la inclinación o desnivel del terreno. Toda una aventura en la que nos acompañó un compañero ciclista de Patzún.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

¿La Ruta del Pez?

Cuando concluyes el recorrido, la app Strava dibuja la silueta de un pez y por este motivo fue bautizada la ruta de esta manera. Pero y ¿por qué 2.0? Sencillo: se trata de una versión extendida de la versión 1.0 porque incluye dos descensos técnicos extra.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

Al comienzo de la reunión dieron las palabras de bienvenida y las recomendaciones, así como las indicaciones de la ruta. Nos enfilamos nuevamente por Playa de Oro como en el colazo de patitos, rumbo al Relleno, en Amatitlán.

(Foto: Ciclistas del Sur Guatemala)

Como en este tipo de colazos, los pinchazos no se hicieron esperar. En el primer descenso importante que tuvimos surgió un pinchazo. Para sorpresa de todos, el tubo que serviría de repuesto se dañó sin lugar a reparación alguna y se necesitó un segundo tubo de repuesto. Después de esto, continuamos el camino porque faltaba mucho por recorrer.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

A partir de allí nos fuimos sin incidencias hasta reunirnos con Milton en el relleno, donde ya nos esperaba. Y pasado el tramo a orillas del Lago de Amatitlán, buscamos el camino hacia «El Llano». En la cuesta no asfaltada de ingreso a la aldea fue cuando llegó un nuevo pinchazo. Esta vez nos dijeron que avanzáramos porque lo que venía era para no quedarnos esperando ni enfriarnos.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

Subir, subir, subir

Llegamos relativamente frescos con algo de cansancio a la aldea «El Llano de Ánimas» en donde descansamos y refrescamos para nuevamente dirigirnos hacia nuestro siguiente punto. Ya solo subidas nos platicaron, ya dejamos por un lado las calles adoquinadas, de tierra, entre casas, para adentrarnos en los senderos de la montaña, con árboles (varios de jocotes), plantas de izote y demás vegetación.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

El descenso

En determinado punto, supimos que ese era el lugar más alto al que llegaríamos y de allí en adelante serían descensos técnicos. Nuevamente nos indicaron que el descenso era de tomarlo en serio porque se trataba de un muy extendido camino para llegar hasta el poblado.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

Aquí fue cuando empezaron a aparecer subidas otra vez, sí, pequeñas pero que eran motivo de bromas tipo «no que ya solo bajada pues». Hasta que por fin, llegamos al momento en el que los más habilidosos y diestros en esto de los descensos técnicos comenzaron a bajar.

(Fotos: Ciclistas del Sur Guatemala)

Cuando el grupo estuvo completo, nuevamente buscamos otro poblado, del cual un camino nos conduciría a un nuevo descenso, esta vez, por lo menos de un kilómetro de asfalto para llevar a un camino estrecho de tierra, piedras de mediano tamaño que dificultaban el paso relajado. Al terminar esta bajada, llegamos a la carretera para buscar el Relleno y emprender el camino de regreso.

(Foto: Ciclistas del Sur Guatemala)

El último gran reto del día fue la subida hacia Playa de Oro, lugar por el que temprano pasamos, solo que ahora a la inversa, para arriba. Aquí, empujé la bicicleta porque me estaba costando la pedaleada por un dolor en el muslo.

(Foto: Ciclistas del Sur Guatemala)

Sobre mi caída en plena bajada

En determinado punto de la primera gran bajada perdí el control, me asusté, frené de manera imprecisa y me caí. No tengo muy claro ni entiendo cómo fue, solo sé que estaba sentado en la tierra a la par de la bici cuando llegaron Milton y Franz a preguntarme si estaba bien.

Cuando nos reunimos con todo el grupo, Randall y Milton me ayudaron con agua pura para lavarme la tierra en las heridas, mientras José preparaba los medicamentos para curarme. Todo bien.

De ahí en adelante mi acompañante fue Franz quien me esperó en el segundo gran descenso técnico, porque no me animé a ir sobre la bici, la mayoría del tiempo caminé.

De esta parte del viaje aprendí que debo mejorar no solo en el aspecto físico, sino también en el técnico que sé que desarrollaré. A comprender que en este deporte los temores existirán siempre porque es parte de la emoción, pero que no hay que dejarse vencer.

Me sentí apoyado con cada frase motivadora para que siguiera adelante y las consultas sobre cómo iba durante el camino de regreso. Fue reconfortante saber que el grupo se preocupa, porque en Ciclistas del Sur hay varias frases, pero una de las más importantes es #CDSNoAbandona.

2 Comentarios Agrega el tuyo

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s