Este primer colazo nocturno se llevó a cabo en febrero en el municipio de Villa Nueva, el lugar donde vivo desde hace unos meses. La entidad que convocó fue la comuna del lugar, sin embargo, #CDS, Ciclistas del Sur fue quien tuvo a su cargo planear y la logística del recorrido.

Que por cierto, desde el día de la publicación original para hasta unos días antes de celebrarse el colazo, el mapa del recorrido cambió un par de veces con la finalidad de hacerlo mucho más amigable a todo el público y así evitar subidas extenuantes para los principiantes.
Primer colazo nocturno en Villa Nueva
El colazo nocturno se cumplió a cabalidad y en buen tiempo. Al llegar al mismo punto de salida concluyó oficialmente la actividad. Sin embargo, para #CDS hacía falta un poco más, «ya picados» como coloquialmente decimos.
En ese mismo momento en el que la gente ya tomaba su camino, recuerdo haber escuchado a José decir «vamos a La Cerra». Junto con Werner (ambos éramos de los más recientes ingresos en #CDS) nos sentimos un poco preocupados por la hora y el lugar.
Colazo nocturno a La Cerra con CDS
La primera parada se hizo para compactar al grupo y hacer conteo de cuántos ciclistas íbamos porque las condiciones no estaban como para que alguno se quedara rezagado.
Transitar de noche en un lugar con poca iluminación pública y terracería es otro nivel. Los guías del colazo dijeron: «bueno pues, de aquí hasta la talanquera».
En medio de la emoción por recorrer ese camino, en el que se olvidaba el asfalto y empezaba la tierra, aumentaba cada vez más una sensación de aventura con el silencio y la oscuridad.
Al llegar a la talanquera que anunciaba que el parque estaba cerrado —al menos para el paso de vehículos— hicieron nuevamente el conteo para saber si estábamos todos. Cuando se determinó que así era, nuevamente se oyó la voz de «pilas, hasta el parqueo».
En completa oscuridad en el camino de piedras, en subida, iluminándose cada quien con su linterna íbamos pedaleando con el objetivo de llegar. En mi caso, iba pensando en la primera vez que subí ese camino con mi hermano, y lo mal que la pasé por no tener una mejor condición física.
Gracias a que ya conocía el camino y sabía lo que me esperaba logré llegar sin detenerme a descansar. Ya estando todos reunidos fue el tiempo para las respectivas fotografías.
Un descenso nocturno por extravíos
Lo que nunca imaginé fue que decidirían bajar por senderos y no por el mismo camino. Para mí fue algo muy emocionante.
Por fortuna llegamos bien hasta abajo.