Bicicleta Hércules: Mi papá y el rescate-restauración de una antigua amiga

En mi casa no tuvimos bicicleta propia sino hasta algún tiempo después de que se puso de moda estar bicicleteando en la colonia. Mi papá se dio a la tarea de rescatar del olvido una bicicleta de marca Hércules que estaba guardada en la casa de sus padres (mis abuelos).

Rescate y restauración de una bicicleta Hércules

En la reparación y rescate de la bicicleta participamos en lo que pudimos porque aprendimos a inflar llantas, desarmarla, verificar los frenos y todo lo que se necesita para conocer sobre su mantenimiento, siempre de la mano y guía de nuestro padre, porque en verdad, no sabíamos nada sobre ese tema.

bicicleta hercules
Imagen de referencia

Recuerdo que nos enseñó a tomarle las medidas a las llantas y aros porque eran delgadas, no como las de una BMX, por ejemplo. Con emoción lo acompañamos a SuperCicles (una tienda de la época) a comprar las partes que se debían cambiar y así aprendimos también a saber cómo se pedían las cosas porque cuando uno es niño solo quiere tener las cosas sin saber cómo se llaman.

sistema de frenos de hercules
Así es el mecanismo de frenos de esta bici.

De uso familiar, supuestamente

Como era de esperarse, debíamos compartir el uso de la bici entre todos, hermanos y hermanas. Por cierto, desde el principio tuvo el apodo de la «Hércules», porque esa es la marca y se identificaba por la H en el frente del timón.

emblema hercules
Famoso emblema. (Imagen de referencia)

Mis hermanas la utilizaron, pero fue poco. Creo que fue más porque la acaparábamos o siendo demasiado sincero, yo la acaparaba porque mi hermano usaba la amarilla, una de marca o modelo 2000, según una etiqueta en el marco.

Esa amarilla, a la que llamábamos «la 2000», muchos años después nos dimos cuenta que era una tipo californiana algo rara, pero que por la emoción de tener ya dos bicicletas restauradas y funcionando, la adaptamos para según nosotros «modernizarla» y algún tiempo después, la dejamos ir.

la 2000
Un modelo similar. (Imagen ilustrativa)

¡Grave error! ¿Pero qué íbamos a saber mi hermano y yo?

Nuevo abandono de la Hércules y una promesa

Dejamos de utilizarla por varias razones. Una de ellas fue por el desgaste y las evidentes muestras de sobrevivencia a dos patojos: los aros estaban desalineados, el sistema de frenos por muy antiguo ya no tenía repuestos, un pedal lo quebré, y no recuerdo qué más. Sumemos a eso que crecimos y la emoción fue otra.

Aparte, con el tiempo mi papá compró una montañesa que hasta hace unos pocos años estuvo en la casa todavía.

Ahora tengo mi propio objetivo que es una mezcla de nostalgia y reto: volver a rescatarla y usarla.

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