Un colazo en bicicleta a San Lucas era una tarea que teníamos pendiente con mi hermano, como él dice en broma: «Salir del municipio». Y eso lo logramos con el colazo al que asistimos con Pedaleando Por Pasión.
En este viaje nos aventuramos por territorios conocidos únicamente en carro o en bus, pero nunca nos habíamos atrevido a ir solos los dos, por cuestiones de logística y de lo complicado de la Carretera Interamericana y los retos que esto representa.
Salida temprano desde la base
Nos reunimos temprano en el punto de reunión habitual para salir rumbo a San Lucas. Encontramos una Calzada Roosevelt algo cargada en el tránsito.
Conforme recorrimos distancia pasamos saludando a otros ciclistas que estaban en el camino y otros también nos saludaban a nosotros mientras descansábamos en alguna de las paradas estratégicas.
Era de esperarse que la dificultad sería intermedia por el tipo de terreno, ya que se trata de una serie de curvas —en su mayoria— con “puras subidas”.
Durante el recorrido de ida y regreso los vehículos respetaron el paso del grupo y la distancia prudente para no pasar muy cerca de cada ciclista.
Desayuno en el mercado de San Lucas
A nuestra llegada al mercado, que era la meta, nuestras bicicletas ocuparon un espacio a manera de estacionamiento y entramos a comer el respectivo desayuno.
Era obligatorio el atol de elote, así como las tostadas y los chuchitos. En nuestro caso con mi hermano comimos un desayuno típico, teníamos demasiada hambre.
El regreso hacia la base
El camino de regreso ya fue otro asunto. Si subimos temprano, ahora debíamos bajar y bajar y bajar. Para resumir cómo estuvo el viaje puedo decir que avanzamos más rápido que todas las camionetas, carros y camiones que estaban varados en el congestionamiento.

3 Comentarios Agrega el tuyo