Artesanías de Rabinal elaboradas con morro

En mi viaje para presenciar la Danza El Rabinal Achí, en Baja Verapaz, —aparte de que pude apreciar esta ancestral danza que tenía el profundo deseo de ver desde hacía mucho tiempo—, pude conocer la elaboración de artesanías con el morro.

Aquí fui testigo de la creatividad y trabajo de artesanos guatemaltecos en la elaboración de sus productos. Por eso decidí dedicarle este espacio a dichas artesanías.

Cuando íbamos de camino hacia la casa de quien sabíamos que era la artesana, lugar que también funciona como taller de elaboración, encontramos varios árboles con estos curiosos frutos.

Nuestro guía de Jaguar Travel, César, nos iba explicando que ese árbol era el que brindaba la materia prima para elaborar pequeños jarrones, platillos, incluso unas cantimploras muy básicas.

Cuando llegamos a la casa de doña Gloria fuimos recibidos muy amablemente. Cuando el grupo ya estuvo completo, nos empezaron a servir un atol de color blanco, con un ligero toque café.

Este se llama Chilate y precisamente en una especie de plato hondo o escudilla hecho de morro fue en el que nos sirvieron esta bebida que degustamos con cierta curiosidad.

Estaba deliciosa, aunque el clima caluroso nos estaba haciendo transpirar, el atol calientito se me hizo de lo más normal.

Doña Gloria nos explicó también el procedimiento para la obtención de la cochinilla, un tinte natural de color muy especial, que por cierto fue utilizado por los mayas y aztecas.

En el taller y podríamos decir, sala de ventas, colocan una mesa amplia con la exhibición de todo tipo de producto elaborado con el morro.

Había de todo, en varios colores y diseños: desde figuras de animales, llaveros, escudillas o platos hondos, adornos, armadillos, así como los famosos chinchines.

Estos llamaron mucho mi atención porque los había visto desde siempre. En mi casa todavía hay uno de color negro, que desde que tengo memoria, se ha cuidado desde hace varios años.

También pude apreciar el momento en el que un joven artesano con su navaja y de manera hábil realizaba el diseño elegido a un morro pintado de color negro.

En resumen, esta visita a Baja Verapaz para ver la Danza El Rabinal Achí fue una estupenda oportunidad de valorar las artesanías y claro, obtener algunas para llevar a casa y compartirlas con mi familia y amigos del trabajo.

Es alegre saber que con el paso del tiempo se revalorizan los escritos que alguna vez se consideraron perdidos o en el peor de los casos, ni se sabía que existían. Confieso que no conocía acerca del manuscrito de Paxtocá, sino hasta este 2025.

Aquí mi aporte a que se conozca un poco más: