En esta ocasión regresamos a Green Rush pasado más o menos un año desde la primera vez que fuimos. La gran diferencia es que ahora fue para vivir un momento único, especial y trascendental en nuestras vidas.
Se trató de la propuesta de matrimonio que le hice a Nidia. Para mí, los días anteriores a ese sábado fueron de manejar ansiedad por el hecho de abrir mi corazón —aunque ya habíamos platicado de casarnos y formar una familia, muy seriamente—, y por hacer algo que nunca antes había hecho.
¿Cómo fue ese día especial?
Como mi intención siempre fue que ese momento sería una sorpresa para ella, nuestro día de fin de semana inició normalmente. Llegué a su casa y nos dirigimos a cumplir los famosos “mandados” que nunca faltan.
A eso de la 1:00 p. m. ya estábamos listos para ir hacia Green Rush, porque ya habíamos almorzado y terminado con nuestros compromisos. A partir de esa hora empecé a sentir cada vez más tensión y emoción.

Nuestro recorrido y actividades en Green Rush
En la primera vez que visitamos este parque natural nos llovió y no logramos llegar hasta el punto más alto, que es donde se encuentran los mejores miradores. En esa ocasión nuestro paseo se vio interrumpido por buscar refugio en el restaurante del lugar.
Esa anterior experiencia fue la excusa perfecta para que —sin levantar sospecha—, lograra convencerla de ir a caminar a un lugar ya más o menos conocido, en lugar de ir a uno nuevo.
Iniciamos con la actividad de Tiro con Arco, ya que nos había gustado mucho desde que supimos que allí se podía practicar.
Logramos manejar medianamente bien el arco después de varios tiros hasta dar, al menos, en los blancos que estaban alejados unos 10 metros desde la estación de tiro.
Caminata por los senderos de Green Rush
Tal y como lo tenía planeado, todo salió bien hasta que recorrimos varios senderos y nos encaminamos hacia el sector de los Fire Decks. Allí nos sentamos en una de las estructuras de madera a descansar mientras platicábamos de lo más normal, como siempre.
Sin embargo, había una pareja utilizando una área reservada al extremo izquierdo y yo sentía temor de que se tratara de la nuestra. Lo que sucedía es que era demasiado temprano para hacer uso del espacio reservado para nosotros.
Pasó el tiempo y la pareja se fue. Llegaron otras y se fueron, mientras nosotros seguíamos allí conversando. Fuimos a caminar por el sendero que conducía al Santuario de los Venados, pasamos a tomarnos fotos en un columpio muy sencillo e insistí en que regresáramos a ver el atardecer.
Hora de la propuesta
Cuando llegamos de nuevo, ahora sí, a nuestro espacio apartado empezó la sorpresa para ella. Yo supongo que algo sospechó desde ese momento, pero lo niega. Debo ser sincero, en esos momentos el corazón latía aceleradamente y no podía controlarlo.
Nos sentamos en las sillas (antes solo en el suelo de la estructura de madera) y veíamos la tarde cayendo sobre las montañas frente a nosotros.
Nuestros gustos son especiales en el sentido de que no nos gusta la aglomeración de gente y ese era el lugar perfecto por la privacidad.
Ella estaba sentada y tenía apoyada su cabeza en mi pecho y según me contó después, lograba escuchar que mi corazón latía rápido, supuso que era por la caminata y que no había recuperado el aliento después de la caminata.
Tomé inspiración y le dije que me pondría mi chaleco porque hacía frío (mientras todavía estaba sudando por la caminata) y saqué de mi bolsón la cajita roja que contenía el anillo.
Los demás detalles me los guardo, pero sepan que me dijo que sí.
¿Por qué digo que Green Rush fue el perfecto cómplice para mi propuesta?
Es sencilla esta respuesta: Ofrecen amenidades como la reserva y decoración del lugar con flores y pétalos, en pocas palabras se comportan como un amigo que te ayuda a que nadie más se dé cuenta de la sorpresa que tienes preparada; eso era algo que necesitaba y no me fallaron.