La magia de un sobrino y la nueva etapa como tío

La llegada del pequeño sobrino vino a cambiar algunas cosas a nuestra vida. Es increíble la magia que trae consigo un pequeñín, porque para mí es una nueva etapa de la vida, ya que es el primer sobrino.

Un esperado sobrino

Dominick (así se llama) era esperado por todos nosotros. El círculo familiar más cercano estaba ansioso por que naciera, no solo por la emoción de conocerlo, sino porque en realidad se convertiría en el primer sobrino para nosotros, los hermanos de la feliz madre. Pero lo más obvio: ¡Sería el primer nieto de mi mamá!

baby shower siendo tio nuevo
Esperando la llegada de Dominick. (Foto: Dereck Samayoa)

Por la poca práctica  —el desconocimiento total, mejor dicho— en el tema de cargar bebés, hablarles o entretenerlos se me dificultó, porque al principio tuve algo de temor o falta de confianza de tener en mis brazos a tan tierna criatura.

Efectos causados por un sobrinito

¿A quién no se le ablanda el corazón cuando ve a un bebé en casa? Sus llantos no son incómodos o molestos, en mi caso al menos he tratado de ir reconociéndolos para no alarmarme sin necesidad.

En un inicio era así, todo me causaba curiosidad y algo de temor porque le estuviera sucediendo algo y no saber reconocerlo. Pero eso es algo que ya he ido poniendo en práctica para estar tranquilo y aprender cada vez que sea posible.

Puedo decir que ese bebito es mi amado sobrino. Espero estar muy cercano a él en sus etapas de crecimiento y desarrollo. Y en caso que no esté tan próximo a él, espero estar presente por medio de visitas, obsequios, lecturas (le regalaré muchos libros) y convivencias.

Ahora mi preocupación es porque si me enfermo de gripe, por ejemplo, no corra peligro de contagiarlo. También sé ahora que mi tarea es disfrutar cada etapa que me sea posible para notar su crecimiento y evolución.

¿Qué es diferente ahora?

Confieso que anteriormente no comprendía el amor de los tíos hacia sus sobrinos, simplemente me parecía exagerado. Pero la vida se encarga de adiestrar, y ahora entiendo que es muy difícil no consentir a un bebito tan juguetón, inquieto, chillón, coqueto, curioso y tierno como mi sobrino.

Me doy cuenta ahora que ya lo sostengo con más confianza, mis brazos ya conocen qué hacer y debo mencionar que él también ya adquirió más fuerzas y se sostiene por sí solo. Eso ayuda mucho a un inexperto.

No soy el único, porque mi hermano y mis hermanas también están aprendiendo a convivir con el bebito, me parece que a ellas se les da más naturalmente todo lo que implica cuidados, arrullos y demás.

Es cierto también que conforme vaya creciendo no debemos consentirlo tanto (un poco nada más).

Y como me dijeron por ahí, para eso estamos los tíos: «para ser malas influencias, sin culpas».