El Empire Music Festival 2018 —EMF— era la edición a la que tenía que asistir, sí o sí. Este es un evento masivo que reúne en Guatemala a grandes bandas, varios DJ, artistas nacionales e internacionales en un solo lugar, en cuatro escenarios diferentes y con presentaciones simultáneas.

¿Qué es el EMF, Empire Music Festival?
Se trata de una adaptación de grandes festivales mundiales al estilo Coachella o Ultra en el que se presentan artistas de variados géneros musicales que hacen de este evento algo muy solicitado por la sencilla razón de enfocarse en la música electrónica, pero dando espacios a otros ritmos como el rap, reguetón, trap, rock, jazz, música underground y más.

Mi experiencia en el #EmpireCinco
En esta ocasión contaré mis impresiones en esta aventura, que es algo inusual en este espacio, pero que significó algo muy importante en esta etapa de mi vida, porque conocí de otra manera a personas con quienes trabajaba y también me dio oportunidad para darme cuenta del respeto que hay entre los seguidores de tan variados gustos musicales, entre el público.
Para nada estoy acostumbrado a la vida de fiesta, pero por esta ocasión decidí aprovechar un sorteo de entradas en el trabajo. Resultó que sí me las gané, de hecho, recuerdo que me consultaron para confirmar si en realidad iría, a lo que respondí que sí.
Y así fue, para quienes me conocen fue una sorpresa saber que iría a un evento que se ha hecho famoso por el enfoque en la música electrónica.

EMF, un festival de 2 días
La entrada que me gané para el EMF fue VIP y esto significó que pude estar en un área en la que sobre una plataforma se podía apreciar el espectáculo desde otra perspectiva.
El género musical que por años ha sido de mi predilección es el rock, en sus variantes. Por eso, fue un gusto presenciar la nueva propuesta musical y algunas canciones icónicas de una banda guatemalteca como Extinción.

Día 1
Fue un inicio algo accidentado, debido a que me entregaron un brazalete equivocado (que es el que sirve a manera de entrada o pasaporte) al que debían darme desde un inicio. Perdí tiempo de la presentación de Paul van Dyke mientras resolvía esa situación.

Logré el cambio necesario y ya pude entrar al área para la cual había ganado la entrada, creo que debido a mi poca o nula experiencia y habilidades con la danza, el mejor lugar era uno alejado de la gente y las aglomeraciones, donde todo mundo baila, salta o hace como que baila.

Disfruté varias presentaciones durante la primera tarde-noche, de lejos pude ver a La Maldita Vecindad, un poco de Paul van Dyke, Matisyahu y otros.
Día 2
En cambio, para el segundo día ya pude llegar desde mediodía. No era día laboral, así que llegué temprano a ver la presentación de una banda llamada De La Rut, excelente agrupación que le canta a la vida, al amor y a situaciones cotidianas.

Conforme iba pasando el día me acerqué a visitar los cuatro escenarios que en simultáneo tenían a artistas cantando o llenando de música el ambiente.
Por ejemplo, la presentación de DJ Ale Q la disfruté por el hecho de ver cómo es que se conecta con su público y este a su vez le responde con energía y vitalidad.
En la noche, la espera era por Steve Aoki, de quien se esperaba que encendiera el ambiente y para hacer pasar el mejor momento a su público. Y lo hizo.

Conforme pasaba el tiempo me di cuenta que era una experiencia única la que estaba viviendo, mi realidad es otra y en esos momentos estaba experimentando algo que posiblemente no repita.
Por eso mismo, no me arrepiento del desvelo inusual y alterar mi rutina de un viernes y sábado.
