El título de entrada es Por qué comprar libros usados en Guatemala, pero realmente esa no debería ser la pregunta más usual, creo que la ideal sería: ¿Por qué no correr a comprar a las librerías de usados?
Se trata de una actividad de lo más normal por varios motivos y quiero enfocarme en la felicidad de encontrar uno que otro tesoro en estas ventas.
¿Pero qué hay de especial en que sea usado?

Puedo decir con toda seguridad que 60% de mi biblioteca proviene de las librerías de la zona 1 de la capital guatemalteca, de esas que se dedican a vender libros antiguos y usados. También debería contar entre ellos los que he comprado en las ferias de libros que llego a encontrar en mi camino.
El verdadero motivo para comprar libros usados
No es cuestión de ahorro o de finanzas (aunque he de reconocer que salvan en tiempos de vacas flacas) pero la realidad es que al visitar esos lugares es posible encontrar libros de colecciones antiguas, algo que no se puede hacer en las librerías de prestigio que hay en centros comerciales de zonas privilegiadas.
En Guatemala, por ejemplo, las famosas colecciones 15 de Septiembre y 20 de Octubre (fechas nacionales muy importantes) son objeto de aprecio porque en ellas se publicaron libros de los que jamás se volvió a ver una nueva edición, ya sea actualizada o ampliada.

Llegar a una de estas librerías es un momento especial para conseguir ediciones especiales; no porque una etiqueta o marca editorial indique que lo son, sino más por la plusvalía que han adquirido y sumando el valor sentimental de cada uno.
Aunque estas presentaciones estén gastadas, con signos de haber sido devoradas por las polillas o incluso rotas, para mí es una situación de evaluar si adquiero uno que tenga mucho daño o esperar a tener suerte para hallar otro igual en otra oportunidad.
En muchas ocasiones esa decisión me ha costado jamás volver a ver uno igual, ni siquiera un ejemplar incluso más deteriorado. Por ejemplo, un Ser y la nada, de Sartre, con pasta dura.
Hallazgos notables entre libros
Conviene mencionar que es de tener paciencia y un poco de buena suerte, porque por azares del destino uno puede tener entre las manos un libro de 50 años o más de antigüedad en buen estado y con el agregado que incluye alguna dedicatoria a algún personaje famoso. Supe de un caso de una compañera, quien compró un Quijote de La Mancha con un mensaje a un presidente del país.

Según mi apreciación, y debido a mis estudios de literatura, pude darme cuenta que algunos autores guatemaltecos no contaron con la dicha de seguir siendo publicados. Es por eso que no existen ediciones recientes y en los cursos eran requisito obligatorio. Aunado a la dificultad de existencias en librerías sucedía que la Biblioteca Central de la USAC solamente contaba con pocos ejemplares y para mala fortuna, ya estaban en préstamo externo.
Autores guatemaltecos más solicitados entre los libros usados
Las obras originales de César Brañas (todas, él mismo publicaba sus libros) o de Enrique Martínez Sobral (Humo) son casi imposibles de encontrar. A los libreros que les he preguntado —ya con muchos años en ese negocio— me han comentado que nunca han visto ni uno solo del primer autor que menciono y del segundo, esa obra que indico.
Un tema del cual no es el momento discutir es el de las condiciones o la coyuntura que llevaron a muchos escritores a ser tomados en cuenta para que sus libros salieran favorecidos con verlos impresos. Aquí habría mucho material y opiniones sobre el asunto.

Entiendo que hay muchos más tesoros en forma de libro allá afuera todavía, poco a poco iré encontrándolos.