Un gato llamado Gato, algo muy cierto
Quién iba a imaginar en conocería a un gato llamado Gato. Pero sí, así fue. Este felino llegó muy pequeño a nuestra casa, ya que apenas tenía un par de meses de edad cuando tuvimos la fortuna de que apareciera en nuestras vidas.
No es exagerar en modestia, pues fuimos nosotros los afortunados por tenerlo entre nosotros el tiempo que así fue.
Cómo llegó el gato
Recuerdo que una primita lo entregó a una de mis hermanas. Ella en su inocencia infantil le dijo que ya era un gato viejito, pero sus colores eran extraños porque no era un negro intenso y la combinación con blanco favorecía con esa apariencia.
En pocas palabras, fue un gato adoptado. Nunca averiguamos su procedencia, ni nos importó a qué raza perteneciera, sus colores o la apariencia de ese momento. Lo aceptamos porque no lo íbamos a abandonar a su suerte y al parecer ya había sufrido a su corta edad.
Un gatito muy consentido
Gato llegó en una época un tanto difícil, porque su dueña y principal benefactora debía estudiar mucho y ausentarse durante casi todo el día.
Aún así, él sabía quién era la que iba a cuidarlo y consentirlo. Como siempre nos sucedió con los gatitos, había alguien a quien supuestamente se le consideraba como el auténtico responsable de su mantenimiento y sucedía siempre que nuestra madre era quien resultaba ganándose el cariño, ronrroneos y caricias, porque por supuesto, su instinto les indicaba quién era la proveedora de cuidados.
Un gato tipo tranquilo
Este felino fue desde siempre muy tranquilo. Lo castraron y se hizo aun más relajado. Debido a que se enfermó, su estado de salud decayó a partir de un tiempo que no recuerdo muy bien.
Siempre fue cariñoso y tranquilo. Su pasividad era envidiable, aunque algunas veces perdía la cordura y peleaba con otros gatos y salía lastimado muchas veces.
Gratos recuerdos
Más allá de siempre buscar a la menor de mis hermanas, porque sabía que ella lo quería demasiado, siempre se llevó bien con todos los humanos. Y considero que eso es lo importante de recordar, porque sus travesuras, locuras y desmanes siempre serán parte de nuestros pensamientos.
Es triste recordar que su edad ya no le permitió recuperarse del todo y sus achaques aumentaban con mayor rapidez.
Gato, fuiste un lindo gatito, tranquilo, delicado y elitista a veces, pero muy especial —con todo el buen sentido de la palabra—.