Tuve la oportunidad de conocer la Biblioteca César Brañas ya en un tiempo en el que la carrera universitaria la llevaba adelantada. Fue hasta el momento de realizar mi Ejercicio Profesional Supervisado —EPS— y esto es algo que me apena un poco.
Lo digo porque hubiera sido muy interesante encontrar ese cúmulo de tesoros históricos y literarios que allí alberga la que un día fuera la casa de habitación del hasta cierto punto, olvidado César Brañas.
Cómo se creó la Biblioteca César Brañas
Sabemos ya que Brañas fue un prolífico autor antigüeño. Es importante mencionar que la Usac adquirió la colección que constaba de 41,000 volúmenes. Tiempo después, también se hizo de la casa que en la actualidad es la biblioteca y que perteneció al autor.
Tesoros literarios
Lo especial de esta biblioteca es que perteneció a Brañas, es decir, era su colección personal, algo increíble porque son muchísimos libros. Pero no es de extrañar algo así, ya que él fue autodidacta, un lector empedernido y por supuesto, un escritor bien fundamentado y erudito.
Entre los libros hay ejemplares muy escasos en la actualidad, ya que Brañas acostumbraba a caminar por las calles de la zona 1 y allí encontraba ventas de libros usados de los cuales aprovechó para nutrirse en conocimiento y crear tan extensa biblioteca.

Investigación y lectura
En este recinto es posible encontrar libros que son escasos en la actualidad y está enfocado en el servicio a investigadores especializados en literatura e historia.
De hecho, tuve la suerte de conocer al historiador Jorge Mario Laguardia cuando se acercó a solicitar un libro y allí mismo utilizó la máquina de escribir de César Brañas. A los presentes nos contó una breve anécdota que vivió en su juventud con el escritor
En favor de los niños
Ahora bien, en la época en la que estuve por allí pude apreciar que se enfocaban en la atención a niños con riesgo de callejización, es decir, que corrían peligro en las calles por pertenecer a un sector problemático: los asentamientos que están bajo el puente El Incienso.
El personal de la biblioteca hacía el esfuerzo por atender a estos niños para que leyeran, investigaran e hicieran sus tareas en las instalaciones. Así se aseguraban que utilizaran su tiempo en algo productivo y no lo desperdiciaran en las calles o posiblemente con malas compañías.

Me enteré unos años después, que con la jubilación de Arely Mendoza, este proyecto se vino abajo. Las nuevas autoridades no dieron continuidad a ese programa que pretendía brindar talleres tanto a infantes como a las madres de estos.
Me pareció lamentable esta decisión porque sin lugar a dudas se estaba contribuyendo a que los niños tuvieran acercamiento a los libros. De la misma manera, respeto dicha determinación, ya que la nueva directora tendrá sus razones válidas y precisas.
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