Este colazo a La Cerra con Ciclistas del Sur era lo que estaba esperando desde que empecé a salir a rodar con ellos. Por razones de pura logística no había asistido a los anteriores dos «paseos» y ahora debía aprovechar.
Anteriormente con mi hermano fuimos a hacer ese recorrido a manera de reconocimiento del área porque yo solo conocía por haber ido, pero en una caminata hacia la cumbre del lugar.
El inicio del recorrido
Como es costumbre, los ciclistas de este colectivo se reúnen los sábados y este no fue la excepción. Ya cuando los guías determinaron que eran la hora para partir dieron las instrucciones del caso y salimos rumbo a encontrar a otros compañeros que se unirían en el camino.

Tuvimos un ligero atraso por esperar a este grupo que llegó a reforzar al pelotón y por un breve reparación que hicieron en una bicicleta. Luego de eso fue ir directo a La Cerra.
Esa primera subida de terracería
Ese primer ascenso es un aviso de lo que vendrá en el resto del camino. Justo cuando empecé a necesitar el cambio al plato pequeño para subir con más tranquilidad, resultó que no quería bajar y solo se escuchaba la cadena pasar rozando el «caballito».

Logré escuchar que quienes alrededor mío se dieron cuenta y dijeron que con la mano bajara la cadena. Intenté continuar así y cuando en verdad sentía que ya no podía hice de nuevo el cambio y ahora sí, entonces seguí bien hasta llegar a la entrada donde fue el primer descanso oficial.

Toda una aventura MTB para mí
Estaba acostumbrado más al asfalto, en subidas o bajadas, pero transitar por senderos con raíces, piedras y tierra suelta ya es otro nivel. No se diga en terrenos donde hay pinos, porque el suelo no solo se vuelve de color naranja, sino un poco liso.

Llegó el momento de dejar el camino ancho de tierra para iniciar por extravíos, donde solo los más expertos lograron subir pedaleando. En mi caso lo hice caminando y empujando la bici en buena parte, mientras que en sectores más planos sí logré subirme a pedalear.
Un rápido descenso
Después de llegar a la cumbre, muchas fotos, otro mirador y otras fotos, empezamos a bajar, donde igual que al inicio del ascenso, los más experimentados bajaron con mayor velocidad.

Me salvé de caídas estrepitosas en dos ocasiones. Un joven árbol me detuvo y en otra sí me lastimé un poco pero no caí, afortunadamente.
Mi satisfacción radica en que cada vez voy experimentando nuevas rutas, aprendiendo más de la gente del rollo y con mucha experiencia y conocimientos, técnicas y consejos para una mejor travesía.